“La creatividad es una capacidad cognitiva que impregna la personalidad, es una forma de ser y de pensar, una forma diferente de procesar la información y transformar la realidad”.
El periódico “El País” describe que los niños son esencialmente creativos y que podemos desarrollar aún más esta aptitud si les enseñamos a ser críticos y a perder el miedo al ridículo y a equivocarse.
Muchas veces tenemos una concepción limitada de la creatividad como algo inevitablemente vinculado con las artes, la música, el teatro o la escritura. No obstante, la creatividad es un modo de pensar y de ver el mundo, que puede expresarse en muchas otras áreas de la vida, como la ciencia, negocios o la cocina.
La creatividad de los niños pequeños parece superar a la de los adultos más imaginativos. ¿Cómo cambia la capacidad de encontrar ideas inusuales conforme aumenta nuestra edad? ¿Comienza a decaer durante la adolescencia? ¿Por qué en general la creatividad tiende a decaer conforme envejecemos? Una razón puede ser que mientras vivimos más años sabemos más. Eso es una ventaja, por supuesto. Sin embargo, también puede llevarnos a ignorar lo que contradice lo que ya pensamos antes?
Con la edad y el “aprendizaje” que nos brinda la vida diaria, también aprendemos a temer, a sugestionarnos y a poner límites en nuestras acciones y procesos creativos.
La explicación puede estar relacionada con una tensión entre dos maneras de pensar: lo que los científicos computacionales llaman exploración y explotación. Cuando nos enfrentamos con un problema nuevo, los adultos por lo general explotamos el conocimiento que hasta ahora hemos adquirido sobre el mundo. Tratamos de encontrar una buena solución que se acerque a soluciones que ya hayamos dado.
Por otro lado, la exploración —intentar algo nuevo— nos puede llevar a concebir a una idea menos común, una solución menos obvia, un nuevo conocimiento. Pero también puede significar que perdamos el tiempo considerando posibilidades absurdas que nunca funcionarán, algo que suelen hacer los niños en edad preescolar y los adolescentes. En este proceso es común que los pequeños, busquen soluciones o un plan “b”. Los niños, sobre todo los de edad preescolar experimentan, creen y se manifiestan como entes creadores o inventores de soluciones, esto es creatividad.
¿Cómo ayudo a motivar la creatividad de mi hijo?
En primer lugar es esencial conocer el carácter y la personalidad del pequeño. Como antes comentábamos, la creatividad puede expresarse de diversas maneras, y cada uno de nosotros tenemos un área diferente que nos apasiona o en la que destacamos. Por tanto ayuda a tu hijo a encontrar esa actividad que, de forma natural, despierta su curiosidad y su pasión, y anímale a llevarla a cabo de forma libre.
Para ello, dale tiempo. Cuando organizamos y estructuramos de forma excesiva el día a día de los niños les privamos de un tiempo para simplemente probar y explorar. El juego libre es su modo de conocer y descubrir, asegúrate de ofrecerle espacios para ello. Cuando no existen normas ni imposiciones, cuando actuamos por placer y por motivación intrínseca, la creatividad se dispara.
Tú mismo puedes promover ideas creativas diariamente, pensar en cosas cotidianas no obvias para resolver problemas es una forma de estimular la actividad creativa.
Inventa algo, una receta, una frase, un nuevo juego para la familia, estos pequeños juegos alimentan el tan necesario proceso creativo y brinda a tu día un descanso de la rutina.